La Mesa de Economía del Pacto Social propone cuatro ejes para salir de la crisis

Un millón de ecuatorianos están en el desempleo, según la última cifra presentada por el INEC hasta junio de 2020, mientras que se cuantifican en USD 23 mil millones de dólares las pérdidas en el sector productivo a causa de la emergencia sanitaria.

Frente a este panorama, la Mesa de Economía del Pacto Social por la Vida y por el Ecuador -una iniciativa que lidera Fundación Esquel junto a 80 organizaciones sociales- lleva dos meses trabajando en encontrar soluciones concretas para salir de la crisis.

Este grupo ciudadano -conformado por una diversidad de actores provenientes de la academia, el empresariado, la sociedad civil, cámaras productivas, ecologistas, entre otros- se ha planteado cuatro ejes macro dentro de la propuesta económica como: la recuperación económica inclusiva y solidaria; la superación de la insostenibilidad fiscal; el fortalecimiento de la red de protección social y efectivizar un proceso de transición ambiental. 

“Ecuador necesita una reactivación económica de la mano con la protección de la salud; superar la insostenibilidad fiscal con medidas de ingresos vía reforma tributaria integral y racionalización de gastos públicos, que preserven derechos sociales; fortalecer un amplio y eficiente sistema de protección social para amplios segmentos sociales golpeados por la informalidad y el desempleo e, implementar una transición energética a partir de la electricidad hidroeléctrica, una sólida protección ambiental y el consumo responsable de los ciudadanos”, se resume en la propuesta.

En diálogo con Santiago García, Doctor en economía, catedrático de la Universidad Central y quien es parte de la iniciativa menciona que, siendo la economía una función fundamental para la vida y las sociedades, es imperativo encontrar consensos y puntos mínimos de acuerdo, sin ir a extremos ni con sesgos ideológicos o políticos. 

“En la Mesa hemos planteado que esta es una crisis multifacética, disruptiva, por lo que las soluciones también tienen que ser alternativas, con una visión más integral de los problemas. Si el enfermo sufre de varios males, el esfuerzo es integral y eso es lo que planteamos”, apunta. 

García destaca la pluralidad de la Mesa que les ha permitido encontrarse y hacer propuestas desde esas diferencias. “Ha quedado demostrado que es posible ponernos de acuerdo, que se puede renunciar a ciertos planteamientos para encontrar las soluciones sobre la base de objetivos comunes”.

El catedrático pone como ejemplo que se han llegado a acuerdos en torno a propuestas relacionadas a la soberanía alimentaria, en consenso con el sector empresarial, o el hecho de plantear reformas al sistema financiero para que las tasas y créditos tengan costos razonables, con el visto bueno de este sector. “Siempre hay caminos”, subraya. 

Para García, un tema fundamental dentro de la propuesta es la reactivación económica y productiva que, a su criterio, es clave ya que es, a través  de ella se puede incrementar la demanda, el consumo y generar ingresos. 

En cuanto a las expectativas que tiene sobre la propuesta, el catedrático cree que la sociedad no debe ser exclusivamente “un consumidor político” que espera de la oferta de los políticos, sino que el proceso debe ser a la inversa: los políticos tienen que asumir las agendas que se plantean desde la ciudadanía. 

“Que los partidos de alquiler no sigan imponiendo las agendas (...) hay que ser claros, que la ciudadanía organizada sea la actora de su propio desarrollo. Hay que ir ganando esta batalla comunicativa y de educación, que los políticos dejen de poner sus agendas y prioridades”, concluye. 

De su lado, Diego Proaño, director de Producción de Tungurahua, y catedrático universitario, destaca el espíritu colaborador de la Mesa y el hecho de que se estén trabajando propuestas desde la diversidad y en consenso. “Ya no se puede ser un actor pasivo y criticar sin dar soluciones”, dice Proaño. 

Para el académico, si bien todos los ejes planteados dentro de la propuesta son importantes, cree que el más destacable es el eje de la producción, generación de empleo y consumo. “Hay que buscar alternativas para que la empresa, los emprendedores, micro empresarios y autónomos tengan opciones para bajar la presión tributaria que en este momento llega al 21%. Una vez que se estimula al sector empresarial también se estimula el empleo”, dice. 

Otro aspecto de la propuesta que destaca Proaño es el tema de tasas de interés que,  a su criterio, deben revisarse y disminuir. “El 70% de las familias ecuatorianas tiene deudas. Así como los multilaterales bajan tasas a los países deudores, los bancos deberían hacer lo mismo para que las familias tengan holgura y liquidez”. 

Finalmente, Proaño espera que estas propuestas no se queden en el papel, y que la ciudadanía pueda seguir aportando y debatiendo para poder llegar a los actores políticos y de gobierno y que sean estos quienes incluyan las propuestas dentro de sus agendas, y no al contrario.

La propuesta en cuatro ejes: 

  1. La recuperación económica inclusiva y solidaria, fortaleciendo las cadenas productivas; impulsando el dinero electrónico; acordando una reforma laboral para el empleo decente; definiendo con el sistema financiero una adecuada estructura de costos financieros, sin afectar su solidez y estabilidad.
  2. La superación de la insostenibilidad fiscal, a fin de que los recursos públicos sean un verdadero soporte de los derechos ciudadanos; reestructurando la deuda pública; impulsando una reforma tributaria integral con énfasis en la creación de empleo productivo; racionalizando el gasto corriente;  implementando un nuevo sistema de compras públicas sin corrupción y con prioridad en  el producto y en el servicio nacional.
  3.  El fortalecimiento de la red de protección social vigente en beneficio de los sectores más vulnerables de la sociedad ecuatoriana, garantizando la salud con un verdadero sistema nacional de salud integrado; reformando la seguridad social para una mejor y mayor cobertura; protegiendo los ingreso de los sectores más vulnerables. 
  4.  La efectivización de un proceso de transición ambiental mediante el cambio energético sostenible y el consumo responsable de recursos.
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